miércoles, 9 de septiembre de 2015

Edgar Allan Poe: El Retrato Oval - Carta 1


   9 de septiembre de 2015

Querido pintor:

Le quiero escribir esta carta para contarle mi postura acerca de su obra y la historia de esta. Primero que nada, le quiero relatar cómo di el encuentro con su preciada pintura. Mi criado junto a mí, malherido, nos instalamos en un castillo. Al entrar no pude dejar de apreciar la arquitectura y la decoración de los muros. Tan pronto como observé una sala de numerosas y ricas pinturas, no pude parar de verlas. Me produjeron un profundo interés, hasta que logré ver la suya. Me quedé tan impresionado con el retrato de su mujer que lo contemplé por horas. Tanto así fue mi abismo que decidí buscar su obra en un pequeño volumen que encontré.

Ahora que ya se enteró cómo conocí su obra, déjeme decirle que me impresionó su descripción. Tal como decía en el volumen, “Él tenía carácter apasionado, estudioso y austero, y había puesto en el arte sus amores (…)” reconozco su gran pasión por el arte y por su bella esposa. No me había impresionado más que cuando leí que su mujer tenía miedo de ser retratada por usted. En ese momento pensé si usted era un loco, o quizás su esposa no comprendía su arte. Tuvo bastante suerte en tener una cónyuge, quien su sumiso carácter la llevó a aceptar la peor decisión de su vida. A pesar de que yo veía cómo la retrataba con gran alegría y gloria, no podía dejar de pensar en cómo se sentía su mujer. Prácticamente la encerró y la aisló de la realidad. Hasta esa parte, pude reconocer que es un hombre muy apasionado, pero esa pasión lo llevó a un extremo, a tal punto de perjudicar a su esposa. Mientras su mujer agonizaba, ni se daba cuenta de ello. No le bastó más que verla morir una vez terminado el cuadro para notarlo.

Por otro lado, estimado pintor, quiero decirle que aún no dejo de pensar cómo se sintió su esposa en esos momentos. Realmente no puedo imaginar tremendo sufrimiento y agonía al ser aislada del mundo exterior para satisfacer su pasión. Esto no solo lo convierte en una persona egocéntrica, sino que me hace ver que usted era un maniático por la pintura. Lo que me lleva a concluir que su locura se basa en su frustración sexual y su obsesión. Me quedé totalmente impactado al ver que su esposa había muerto una vez que terminó el retrato. “Mas era humilde y sumisa, y sentóse pacientemente largas semanas, en la sombría y alta habitación dela torre, donde la luz se filtraba sobre el pálido lienzo solamente por el cielo raso." Era una hermosa mujer, tanto fuera como por dentro y su vida quedó estrepitosamente plasmada en ese cuadro y ahora no puede salir de ahí. Ahora entiendo por qué estaba celosa de la pintura, usted la amaba más que a ella.

Asimismo, quiero rescatar la belleza del retrato oval. Estaba magníficamente decorado con un bello estilo. La bella fisionomía de su mujer se complementaba con la preciosa calidad del cuadro. Realmente parecía que dentro del cuadro quedó su vida, pues perdió su vida por esa razón, porque la pintó hasta la muerte. Como se habrá dado cuenta yo aprecio mucho la pintura, cuando entré al castillo me produjeron delirio, pero nunca pensé encontrar tan bello cuadro con una historia tan terrorífica.

Finalmente quiero agradecerle por leer esta carta. Ojalá lo tome en cuenta para sus próximas pinturas. A pesar de todo, destaco su gran talento y me sorprende la gran cantidad de pasión que le puso a ese retrato oval.

Atentamente se despide,

El hombre malhadadamente herido