domingo, 28 de junio de 2015

El Vellocino de Oro



DÍA 1   FECHA: 27 de junio del 2015

TÍTULO: Mitos Griegos contados otra vez

AUTOR: Nathaniel Hawthorne

PÁGINAS LEÍDAS: 9 - 47

En esta primera oportunidad, Nathaniel Hawthorne nos relata el ya conocido mito griego del Vellocino de oro que, a su vez, cuenta los sucesos de Jasón y los Argonautas. Ellos tienen una misión pues necesitan esa reliquia para que Jasón destrone al Rey Pelias, quien asesinó y destronó a su padre Æsón.

Durante la primera parte de la obra he podido identificar la temática de la solidaridad. Pues Jasón ayuda a una anciana a cruzar un turbulento y peligroso río. Al principio él disintió pues no creía tener las fuerzas necesarias para ayudarla. La actitud de la anciana me admiró porque tenía una ideología muy positiva e incluso hizo una analogía para que Jasón la ayudara. “– ¡Entonces –dijo ella, con mucho desprecio–, tampoco eres lo suficientemente fuerte como para derribar de su trono al rey Pelias!” (p.13). Tan pronto como dijo eso, se dispuso a ayudarla. Realmente esa anciana le dio un gran mensaje. A mi parecer, eso hizo que su deseo por destronar al Rey de Iolcos fuera más grande.
Asimismo, las características de Jasón son muy sorprendentes en este mito. Cuando se encontraba con dificultades siempre trataba de buscar una solución al problema, aunque con la ayuda del Roble Parlante. Se le presentó un reto, encontrar el Vellocino y dárselo al Rey Pelias para que se salga del trono. A pesar de lo difícil que podía sonar esta tarea, él no lo pensó mucho y asintió inmediatamente. Esto demuestra su inmenso deseo por querer recuperar el trono de su padre. Por último quiero recalcar la gran valentía que Jasón tenía. Sin miedo, decidido y con una autoestima muy alta. “Pero, tal como yo veo las cosas, el dragón es meramente una serpiente bastante grande, que tiene menos posibilidades de comerme de un bocado, que de yo cortar su fea cabeza, y de arrancarle la piel de su cuerpo. ¡De todos modos, retroceda quien retrocediere, yo no volveré nunca a Grecia, a menos que lleve conmigo el Vellocino de Oro!” (p.31).

En adición, la temática del heroísmo se recalca bastante en el nudo de la obra. Jasón, como mencioné anteriormente, era muy valiente y realizaba actos heroicos. También me gustaría hablar de los Argonautas. Era un grupo seleccionado de los mejores guerreros de Grecia por lo que su valentía y heroísmo era evidente. Ayudaron mucho a Jasón en todas las dificultades durante su viaje. “– ¡Ninguno de nosotros retrocederá! –gritaron sus cuarenta y  nueve intrépidos compañeros–. ¡Subamos a la nave inmediatamente, y si es que el dragón nos convierte en desayuno, que le aproveche!” (p.31).

Por otro lado, mencionaré a Medea, la hija del Rey de Colchis. Después de los retos que el Rey Æetes le propuso a Jasón para conseguir el Vellocino de Oro, ella se ofreció para ayudarle. Era una mujer muy inteligente e ingeniosa. A pesar de que usaba hechizos para controlar a las enormes bestias con las que tenía que pelear Jasón, ella poseía un vasto conocimiento de cómo enfrentarlas, sus debilidades. “–¡Sé muchas cosas, que otras jóvenes princesas ignoran, y puedo hacer muchas cosas, que ellas no se atreverían ni a soñar!” (p.34). En mi opinión, me pareció muy buena la ayuda de Medea pero le facilitaba mucho las cosas a Jasón, fue un poco extraño ya que él era muy valiente. Sin embargo, él no estaba nada interesado en enfrentar a esas criaturas y creo que esa fue la razón por la que no se quejó de su ayuda.
Por último, cabe destacar la participación del narrador en la lectura. La autora nos presenta un narrador omnisciente. Aunque, tiene una peculiaridad. Se expresa en primera persona y da sus ideas y opiniones acerca de lo que pasa en el texto. Esto no solo nos permite conocer desde un punto de vista amplio lo ocurrido en la obra, como todo narrador omnisciente, sino que también nos permite conocer la reacción del narrador frente a lo sucedido. “Pero en mi opinión, los más extraordinarios de entre esta famosa compañía eran dos hijos del Viento del Norte (jovencitos airosos, de índole un poco turbulenta), que tenían alas en los hombros, y, en caso de una calma chicha, podían inflar sus mejillas y soplar una brisa casi tan fuerte como su padre.” (p.24).

No hay comentarios:

Publicar un comentario